No me importa la cancha, ni la categoría

Siguen en baja las acciones de aquellos que falazmente sugerían que Talleres el torneo anterior no alcanzaba a llenar la boutique. La respuesta era obvia, los precios eran inalcanzables para un Talleres que es pueblo. La primera demostración fue con la boutique repleta, habiendo descendido de categoría, con precios más accesibles que permitían darle rienda suelta a la pasión. La estocada final a esta falacia se vio el viernes por la noche en el Chateau, con 25.000 personas en un partido del Argentino A, alentando a morir los 90 minutos y recibiendo como premio una victoria del equipo. Por suerte estas voces están ahora silenciosas, tratando de entender quizá porque su estadio les queda "Gigante" este torneo.

Otra declaración que nos sonó a verso improvisado en su momento fueron las de Roberto Marcos Saporitti cuando dijo que el equipo iba a tardar entre 40 y 45 días en aparecer. Al menos por lo demostrado en las últimas tres victorias al hilo, el equipo está apareciendo de a poco. Ésto mismo no le quita el rótulo de inaceptable al atraso con que Talleres encaró la preparación para éste torneo tan difícil y largo.

Finalmente quienes impulsaron la idea de jugar en el Chateau deben estar sonrientes por ahora, ya que los resultados han sido favorables tanto en las tribunas como en la cancha, ya que el equipo santiagueño se vio perdido en la inmensidad del campo de juego en algunos pasajes del partido, sin dejar de valorar el juego que desplegó Talleres.

Se vienen dos partidos de visitante, el primero será el miércoles en Salta contra Juventud Antoniana y será una prueba de fuego para esta levantada que están manifestando Saporitti y sus dirigidos. Seguramente las banderas azules y blancas flamearán en el norte y en San Luis, porque estos loquitos por Talleres, ya es sabido que no entienden de categorías.